Noticias desde el planeta Clarion: The Dorothy Martin Experience

Disonancia cognitiva y bloqueo creativo

 

The Dorothy Martin Experience

Dorothy Martin. Ilustración de Marta Gómez-Pintado

Estamos en Chicago, 20 de diciembre de 1954. Dorothy Martin lidera una secta apocalíptica. A través de la escritura automática, los seres del planeta Clarion llevan meses comunicando con ella y le han hecho saber que este día a medianoche va a ser el fin del mundo. Sigue leyendo

«La Isla sin Mar: el Poblado Dirigido de Fuencarral»: un documental que emociona

“La puerta de casa siempre estaba abierta. Todas las puertas de las casas estaban abiertas. Bueno, a veces llegabas y no había nadie en casa y la puerta estaba cerrada… Pero con la llave puesta por fuera.”

Jesús Polo, director de “La Isla sin Mar”

Niños jugando en el Poblado Dirigido de Fuencarral

La Isla sin Mar: Niños en el barrio

Este excelente documental, hecho con presupuesto cero y toda la pasión, relata la vida de un barrio, el Poblado Dirigido de Fuencarral, desde su comienzo hasta la actualidad, y es un retrato, a la vez, de los profundos cambios experimentados en nuestra sociedad desde finales de los años 50 hasta hoy, unos cambios en los que todos podemos reconocernos fácilmente.

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El bloqueo como síntoma

Tienes una buena idea para una historia y empiezas a escribir. Al principio, todo fluye maravillosamente. Te sientes eufórico mientras van cayendo las páginas. Como un surfista que se ha subido en una buena ola, cabalgas exultante hacia el horizonte de la gloria literaria, que ya sientes a tu alcance. Sin embargo, esa ola empieza a desinflarse como un suflé y cuando te quieres dar cuenta ya no hay ola ni horizonte de gloria a la vista. Sigue leyendo

Lo nuevo, lo viejo y lo clásico

“Todo lo que no es tradición es plagio.”

Eugenio d’Ors

Todo creador quiere ser original, que su voz destaque en el coro reflejando su carácter único e irrepetible que le hace diferente al resto. Para muchos, lo original se reduce a lo nuevo. Desprecian los referentes clásicos, que para ellos son la pesada herencia de la que hay que deshacerse. Sin embargo, esta herencia influye sobre ellos igualmente. No puede haber un ateo sin un Dios al que negar, como no puede existir lo moderno sin lo clásico o lo nuevo sin lo viejo. Sigue leyendo

Tópicos: usos atípicos

Tópicos: usos atípicos

Tópicos atípicos

Tópicos atípicos. Ilustración de Marta Gómez-Pintado

«A veces es mejor partir del tópico que llegar a él.»

Alfred Hitchcock

Los tópicos están presentes en todas las historias, tanto en las que nos emocionan como en las que nos hacen bostezar. De una historia que nos gusta nunca diremos que nos han encantado sus tópicos. Sí diremos de una que nos aburre que es un “topicazo”. Es natural porque los tópicos pueden contribuir decisivamente a ese aburrimiento.

En su relación con el conjunto, los tópicos enmarcan la historia dentro de un género narrativo que conlleva sus propias expectativas. Sigue leyendo

Vuelve a tu zona de confort

Desmontando un absurdo de nuestros días

Millones de personas viven hoy desplazados de sus hogares por las guerras, hambrunas y persecuciones políticas o religiosas en la mayor crisis de refugiados que se conoce desde el final de la II Guerra Mundial.

Millones de personas también han perdido sus casas, sus trabajos y sus ahorros a consecuencia de la crisis de 2008, que ha traído toda suerte de recortes en la educación, sanidad, salarios, mientras billones del presupuesto público eran destinados a cubrir las pérdidas del sector bancario y financiero en lo que oficialmente se ha llamado rescate y que una mayoría creciente consideramos una estafa, cuyo objetivo básico es enriquecer a unos pocos a costa de volver un infierno la existencia del resto.

En resumen, podemos decir que nos han sacado de una patada de nuestra zona de confort y que todavía estamos recomponiendo la figura después del golpazo. Sigue leyendo

Sorpresa y suspense

Hitchcock a punto de encenderse un puro. Ilustración de Marta Gómez-Pintado
Hitchcock a punto de encenderse un puro. Ilustración de Marta Gómez-Pintado

Si te gusta cómo empieza una historia, lo primero que querrás saber es cómo acaba. Lo imprevisto y la incertidumbre son lo que mantiene la emoción. Sin sorpresa ni suspense las expectativas que genera la historia se cumplirán de la manera más previsible, que es también la más aburrida.

  • Sorpresa: pasas un reconocimiento médico rutinario y descubren que tienes un tumor. Tu vida da un giro inesperado.
  • Suspense: realizas nuevas pruebas para determinar si el tumor es benigno o maligno. Permaneces en vilo hasta que tengas el resultado. Cada detalle se carga ahora de sentido, como esa verruga que tienes en el cuello. ¿Desde cuándo está ahí? Buscas una clave que te permita anticipar lo que va a suceder. ¿Y qué haces ahora? ¿Investigas sobre el tema? ¿Hablas con los tuyos o esperas para no preocuparles? Hagas lo que hagas, todo queda supeditado al momento en el que te comuniquen el resultado de las pruebas.

Si la sorpresa está conectada con el sentido de la historia, revelará una dirección hasta entonces oculta de la narración. Actúa como punto de giro. Empuja la acción hacia delante.

Si el suspense está conectado con el sentido de la historia, la expectativa que genera afectará decisivamente a la suerte de los personajes, incluso aun cuando estos no fuesen conscientes de ello. El suspense facilita que nuestras emociones se conecten con el relato. Cuanto más haya en juego, más emocionante nos resultará lo que suceda hasta que se resuelva el conflicto. El suspense retarda la acción.

Por el contrario, si la sorpresa es mera anécdota, su carácter arbitrario, no necesario, lastrará el ritmo del conjunto y solo la brillantez del efecto que consiga puede justificarla, aunque este efecto será efímero. A su vez, si el suspense afecta a una cuestión menor, que en nada altera el curso de la narración, su carácter superficial recargará la historia de barroquismos efectistas que tenderán a distanciar al público, y en la distancia la emoción se pierde.

La sorpresa y el suspense son dos técnicas narrativas que imitan la manera en la que nos afecta lo imprevisto y la incertidumbre en nuestras vidas.

Lo imprevisto y la incertidumbre ponen en cuestión el sentido que damos, a través de nuestras expectativas, a nuestras acciones.

Sin lo imprevisto ni la incertidumbre todos nuestros empeños culminarían con éxito en una cadena lógica de causa-efecto, lo que nos convertiría en autores de nuestra propia vivencia, a semejanza de los dioses. Nos bastaría con desear algo para conseguirlo. Pero somos simples actores que sólo encontramos el sentido a nuestras acciones al concluirlas y situarnos con relación a ellas como espectadores. Por ejemplo: compras una casa pensando que va a ser la base sobre la que se construya tu futura felicidad y acaba siendo tu ruina porque al final no puedes pagar la hipoteca y te desahucian.

Lo único que sabemos seguro sobre el resultado de nuestras acciones es que, en un punto que desconocemos, la muerte interrumpirá su curso. En ese punto ya no cuentan intenciones y posibilidades. La lectura de sentido se hace sobre un trayecto cerrado que interpretamos como un destino cumplido.

El sentido final de una historia se alcanza allá donde todo imprevisto e incertidumbre se agota.

En cierta manera, toda historia es un relato de suspense que arranca con una sorpresa que cambia las expectativas de su protagonista (rompe su equilibrio, ya sea interna o externamente) y le obliga a actuar para volver a encontrar la armonía perdida, lo que le conducirá a nuevas sorpresas y revelaciones que alterarán el sentido de su vivencia hasta anclar su significado en el punto final, ese punto más allá del cual ya no puede haber sorpresa ni suspense.

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