«Food Inc.» (2008), de Robert Kenner: Un excelente documental de difícil digestión

Cartel de Food, Inc.

Cartel de Food, Inc.

Aquí me huele a dinero.

Vince Edwards, criador de pollos

Vince Edwards es un criador de pollos de Kentucky que trabaja para la multinacional Tyson Foods, una de las gigantes del sector. Tiene unos trescientos mil pollos. Es un hombre al que se ve orgulloso de lo que hace y que está deseando mostrar su pequeño imperio.

Si puedes criar un pollo en cuarenta y nueve días, ¿para qué utilizar otro que tarda tres meses? […] Estos pollos no ven nunca la luz del sol.

Los pollos no ven la luz del sol y nosotros no los vemos a ellos.

Una visita, fuera de cámara, de los representantes de Tyson a este granjero basta para que cambie de idea. Fin de la entrevista y de la visita guiada.

Aquí huele a chamusquina, pensamos. Y cuando vemos a Carole Morison, la única criadora que abre sus puertas para enseñarnos lo que hay, lo que descubrimos es que, literal y metafóricamente, huele a mierda. El hedor traspasa la pantalla y a partir de aquí nos sumergimos en una pesadilla que pone a prueba nuestras tragaderas. Descubrimos un sistema férreo y blindado de explotación legal, montado por las grandes multinacionales del sector alimentario que controlan a su vez a las instituciones que deberían controlarlas a ellas, y que permite adivinar cómo sería el mundo ideal para los apóstoles del nuevo orden global que dirigen estos modernos imperios. Lo que ocurre en las granjas con la crianza de los pollos sirve de muestra. Aquí tanto los pollos como los trabajadores y los criadores dejan de ser lo que se supone que son para transformarse en meros eslabones de una cadena de producción en una relación tan desnaturalizada con el medio como científicamente planificada. Se fabrica así una nueva realidad en la que ni los pollos parecen pollos ni los hombres parecen hombres. Sometidos estos a la fría lógica de este desalmado engranaje, es tal su grado de alienación y la crueldad de su trato a los animales que en absoluto puede entenderse como justificado por cuestiones de producción. Más bien da la impresión de que asistimos a un ensayo general para cuando se levante la prohibición del canibalismo en nuestra sociedad, porque este sistema ataca a la propia base de lo que entendemos por comida y a la propia base de lo que entendemos por humanidad.

El cuadro resulta igualmente preocupante cuando miramos hacia la agricultura. Si durante milenios los agricultores guardaban el mejor grano para la siguiente cosecha, las semillas patentadas que venden empresas como Monsanto han cambiado las reglas del juego dramáticamente. Los testimonios que recoge este documental permiten conocer en los rasgos esenciales cómo se ha fraguado el dominio de estas empresas en mercados como el de EE. UU. Sin entrar en las cuestionables virtudes de los alimentos transgénicos, que se permita la patente de semillas y que se impida a los agricultores replantar estas sin pasar por caja otra vez, inicia un camino peligroso que puede llevar, en su lógica extrema, de la expropiación de las semillas a la expropiación del aire que respiramos. Basta con ver el miedo de los agricultores que aparecen en este documental a los detectives y a los abogados de Monsanto para comprender que, en cierta forma, sus directivos ya se creen los dueños del aire que respiran quienes trabajan para ellos.

Estrenado en 2008, este documental sigue resultando revelador hoy. Como contrapunto necesario, se agradece el contraste que muestra de la gente que, frente a la codicia sin freno de las multinacionales, entiende la industria de una manera en la que prima el respeto por los animales y el medio ambiente, que, en definitiva, es el respeto por uno mismo.

6 comentarios en “«Food Inc.» (2008), de Robert Kenner: Un excelente documental de difícil digestión

  1. Se nota que te ha dejado una fuerte impresión este documental, lo buscaré ya que es un tema interesante aunque sospecho que terminaré sintiendo impotencia. Vivo en un pueblo rural y aquí lidiamos con Monsanto y sus pesticidas, todos los cultivos están llenos de veneno…era normal ver pasar aviones fumigando. La verdad que sí que produce horror las cosas que hacen por la codicia, como no miden consecuencias y se creen dueños de todo. Lo mismo va con el tema de la dichosa soja, no dejan descansar el terreno entre siembra y siembra y la tierra tarda 5 años en volver a ser fértil pues este grano arrasa con todo. Excelente entrada, saludos 🙂

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    • Tan interesante como preocupante lo que cuentas. Este documental es duro, pero también transmite la convicción de que las cosas se pueden hacer de otra manera y que nosotros, como consumidores en este caso, tenemos la última palabra. Gracias por comentar, Coremi. Saludos 🙂

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  2. Interesante y preocupante sí. Nos enardecemos al tener una apreciación más real de como es este mercado a través de los medios, y en contadas ocasiones tenemos la oportunidad de verlo de cerca, sin embargo en nuestra vida cotidiana es muy difícil ponerse a pensar en ello cada vez que se va a un restaurante, o se ingiere pollo, res, u otro alimento proveniente de seres vivos, el problema es que uno no va a dejar de comer. Lo ideal sería solo cazar y comer cuando hay necesidad, así como lo hace todo depredador, siguiendo su naturaleza. Pero al ser humano no le basta, nunca le basta. Yo estoy a favor de las granjas naturales, odio el maltrato que se les da esos animales en granjas productoras explotadoras, creo que es injusto que los hagan venir a la vida y no les dejen vivir como deberían.

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    • Estoy muy de acuerdo con lo que dices. Parece que la «racionalización» de la producción no produce otra cosa que un resultado de pesadilla. Es muy preocupante un mundo en el que todo y todos acabamos convertidos en un producto dentro de un mercado de consumo. Saludos 🙂

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