
«Cantar siempre ha sido importante para mí, pero nunca pensé: “Me gusta cantar, seré una cantante.” Solo pensaba: “Tengo suerte de tener algo que pueda hacer siempre que quiera hacerlo. Soy afortunada de tenerlo.” Pero no pensaba que sería una decisión profesional».
Amy Winehouse
Amy Winehouse causó un gran impacto dentro del mundo del jazz con su álbum de debut Frank, en el año 2003, cuando apenas contaba veinte años. Durante un tiempo pudo dedicarse a su pasión, la música, sin tener que pagar el amargo tributo por su fama que poco después la llevaría a ser objeto de continuo acoso de la prensa sensacionalista, sirviendo de carnaza para sus titulares escandalosos. Fue en esa primera época cuando dijo:
«No creo que vaya a ser famosa. No creo que pueda manejarlo. Probablemente enloquecería».
Este intenso documental levanta acta de la verdad de estas palabras premonitorias.
Amy Winehouse ya había tenido problemas antes de su salto a la fama. La separación de sus padres siendo ella niña le cambió el carácter según confesión propia. Depresión, bulimia, evidentes tendencias autodestructivas que eran compensadas por su cultivo de la música… Todo esto se acrecentó con la llegada del éxito tras la publicación de su segundo álbum: Back to black (2006), tan personal y autobiográfico como el primero pero mucho más accesible para el gran público por su estilo soul con resonancias del clásico sonido Motown.
Este documental muestra muy bien la complejidad del carácter de Amy Winehouse, una mezcla única de vulnerabilidad y fuerza, de pasión creativa y pulsión autodestructiva.
Explica su director Asif Kapadia:
«Quería quedarme en su cara, en su cuerpo y en su voz. Amy tenía que ser la protagonista de la película, su personaje principal, y no un simple tema comentado a la distancia por testigos de su vida. Usar archivos es una manera de recrear la encarnación, lo vivo».
La mayor parte de las entrevistas que realizó Kapadia para completar el vivo retrato que compone de Amy Winehouse aparecen solo en audio como fondo del rico material gráfico y de vídeo sobre la propia Amy que consiguió reunir para la película. Todo el rato la estamos viendo a ella, muchas veces acompañada de su propia voz, lo que hace que tengamos la impresión de que ella misma es la que ha decidido contarnos cómo fue su vida. Y nos lo cuenta tan bien que enseguida nos introducimos en su particular universo y nos emocionamos y sufrimos con ella.
Así, conocemos de primera mano la pureza de su relación con la música desde sus primeros años y también los excesos con la droga y el alcohol en los que cayó huyendo de sus demonios. Episodios muy conocidos de su vida, como su tempestuosa relación con Blake Fielder o ese último concierto que no se pudo celebrar en Belgrado porque apareció totalmente ida sobre el escenario, apagan su brillo sensacionalista ensordecedor para mostrar el cortante filo del drama silencioso que, etapa por etapa, desembocó en la prematura muerte de Amy Winehouse, con tan solo veintisiete años, el 23 de julio de 2011 por la ingesta masiva de alcohol unas semanas después de ese concierto suspendido.
La inmediatez que consigue transmitir el director Asif Kapadia no oculta, sin embargo, una construcción maniquea del relato, que, entre otros y muy especialmente, deja en muy mal lugar a Mitch Winehouse, el padre de Amy. Esto provocó que la familia se desligase del montaje final y lo denunciasen como «engañoso». Ciertamente parece, al verlo, que el amor de Amy por su padre fuese pura ceguera y que este solo buscase aprovecharse de su éxito, en una reedición del cuento de la gallina de oro con el trágico desenlace conocido. Toda complicidad genuina entre ellos, como su pasión compartida por la música, es ignorada deliberadamente para no traicionar el relato que nos venden aquí. Amy animó a su padre a grabar un disco y le ayudó a producirlo, hecho de evidente trascendencia en su relación que ni se menciona en este documental.
Lo que sí es convincente y el montaje lo subraya con gran contundencia y brillantez, es el efecto brutalmente desestabilizador del acoso de la prensa a Amy Winehouse. También queda clara la falta de empatía de su promotor, al que cabe considerar máximo responsable de que Amy Winehouse continuase girando cuando es evidente que no estaba en condiciones para seguir.
Amy Winehouse quería volver al jazz y dejar el ruido del estrellato detrás. Su última grabación fue un dúo junto a su admirado Tony Bennett, una versión del clásico Body and soul. Verla durante esta grabación, sufriendo primero y luego disfrutando cuando consigue adueñarse de la canción, explica, mejor que cualquier cosa que se puede decir, la grandeza de esta mujer única.
Tony Bennett, muy afectado tras su muerte, comenta al final de este documental que le hubiese gustado decirle que «La vida, si le das tiempo, te enseña cómo vivirla».
Queda, al menos, el testimonio vivo de su inmenso talento, al que este documental rinde el homenaje que merece.

Amy (La chica detrás del nombre) ganó el Oscar a Mejor documental en el 2015.
Hola, gracias por la recomendación sin duda habrá que darle una oportunidad, me gusta cuando hacen documentales donde la persona en cuestión es quién habla a través de archivos que ver y oír solo el testimonio de quiénes la conocieron . Conocí a Amy a través de una nota que le hizo la revista Rolling Stone cuando recién comenzaba, y tristemente me enteré de su muerte tras otra nota de dicha revista un tiempo después. Sin lugar a dudas era y es (pues su música sigue siendo escuchada) una artista muy talentosa, lamentablemente los medios de comunicación sedientos de otra historia trágica y escandalosa la acosaron lo suyo. Al menos nos queda su música para recordarla, al fin y al cabo lo que ella quería era cantar no ser famosa. Saludos 🙂
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Si le das la oportunidad, creo que no te dejará indiferente… Veo que te gusta la revista Rolling Stone, sin duda te van los clásicos 😉 ¡Saludos!
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Me encantan los clásicos 🙂 solía comprar la revista cuando había notas que valían la pena y ocupaban 4 o 5 páginas y poca publicidad, luego esto se volvió al revés y la dejé pero conservo en la memoria las notas que me llegaron y la de Amy es una de ellas. Saludos.
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Interesante lo que cuentas. En estas revistas llega un momento en el que no sabes distinguir la publicidad del contenido editorial. ¡Saludos!
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