Leo y escucho comentarios sobre que las series de televisión están sobrevaloradas. Es cierto que las series suelen estirarse como chicles hasta convertirse poco menos que en una parodia de ellas mismas y que eso acaba por deslucir sus logros.
Pero siempre hay magníficas excepciones.
No incluyo en la siguiente lista miniseries ni tampoco algunas que, salvo por su final, también están entre mis favoritas.
Breaking bad (2008-2013)

Anthony Hopkins escribió a Bryan Cranston, que encarna al inolvidable protagonista de la serie, para decirle que la suya era la mejor interpretación que había visto. Vince Gilligan firma, con un pulso cinematográfico solo al alcance de los mejores, una obra maestra en todos los aspectos. La historia de Walter White, un profesor de química que tiene que meterse a fabricar metanfetaminas para pagar un tratamiento contra el cáncer, da un giro sorprendente al mito clásico de Jekyll y Hyde para componer una epopeya moderna sobre la eterna lucha entre el bien y el mal con todo el sabor del western y del pollo frito.
Dos metros bajo tierra (2001-2005)

Allan Ball acababa de ganar el óscar por el guion de American Beauty cuando se embarcó en Dos metros bajo tierra. Determinó su elección la absoluta libertad creativa que le dieron. Tanto por el tema como por su tratamiento que tira abajo tantas convenciones, esta serie solo podía surgir en un entorno independiente como el de HBO. La serie tiene algún bache en sus cinco temporadas, pero el final es realmente inolvidable.
The wire (2002-2008)

David Simon, el creador de la serie, había trabajado en la sección de Sucesos del Baltimore Sun. Las cinco temporadas de la serie componen un retrato impresionante de Baltimore. La primera se centra en el tráfico de drogas en la zona oeste, la segunda en el puerto y los sindicatos, la tercera en la política, la cuarta en la educación y la quinta en la prensa. El comienzo de la serie es un tanto farragoso y puede echar atrás a más de uno, lo que sigue justifica que algunos la consideren la mejor serie de la historia. Su enfoque crítico y realista, a la vez que absolutamente original, sobre el trabajo policial y el problema de la droga en las calles, la siguen haciendo una serie única, referente de muchas que han llegado después.
My mad fat diary (2013-2015)

Rae acaba de salir del psiquiátrico, donde ha estado cuatro meses. Es una adolescente de dieciséis años sensible e inteligente, acomplejada con su sobrepeso y que tiene la mala costumbre de boicotearse cada vez que está levantando cabeza. La serie se mueve entre la comedia y el drama y nos lleva de vuelta a los noventa, en una ambientación en la que la excelente música que suena todo el rato es pieza clave.
The shield (2002-2008)

Vic Mackay lidera el equipo de asalto de una comisaría de Los Ángeles ubicada en una antigua iglesia. El final del primer capítulo da un vuelco total a la historia, lanzando a sus protagonistas a un abismo por el que transitarán el resto de la serie hasta su desenlace siete temporadas después. Con algún altibajo inevitable en tan largo recorrido, la parte final es digna del mejor cine negro. Como curiosidad, David Mamet llegó a dirigir un capítulo.
Bron / Broen (El puente) (2011-2018)

Un cadáver aparece en el puente que une Suecia y Dinamarca. Suecos y daneses tienen que coordinar la investigación. Saga Norén, una detective sueca seca y cortante con grandes problemas de comunicación trabajará con Martin Rohde, un detective danés que es todo lo contrario que ella, un tipo extrovertido y simpático. Comienza así una odisea en la que Saga se convertirá por mérito propio en una de las detectives favoritas para los entusiastas del género. Desavenencias con un giro del guion llevaron a uno de los protagonistas a abandonar el proyecto. El replanteamiento obligado de esa parte de la historia retrasó la continuación de la serie, que mantiene su gran nivel hasta el final.
La casa de papel (2017)

El Profesor y su banda quieren dar el golpe perfecto. Su objetivo es la Fábrica de la Moneda. Basta que falle una pequeña pieza del engranaje para que todo salte por los aires, lo que, por supuesto, va a ocurrir. Una serie tan divertida como crítica, un homenaje a clásicos como La jungla de asfalto y que conquista su propio lugar entre las grandes referencias del género. Destaca su puesta en escena y su gran reparto coral. Imposible no emocionarse con el Bella Ciao. La continuación, todavía a falta de su cierre, mantiene el listón en todo lo alto.
¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!
Feliz 2020, y que sigan las buenas series y los buenos libros. 🥂
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Feliz 2020, Fabiolafolk 🙂
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My Mad Fat Diary en el top, que alegría 🙂 Me agendo «Dos metros bajo tierra», ¿Es esta una entrada en respuesta al post de Noctua sobre opiniones impopulares de series? Pienso que es genial cuando a partir de la opinión de otra persona puedes inspirarte para escribir, de esa forma se intercambian opiniones y descubren nuevas cosas. Saludos y ¡feliz año nuevo! 🙂
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«My mad fat diary» es genial, gran recomendación que hiciste. Y no he metido «El pañuelo amarillo de la felicidad» porque no es una serie XD Noctua es siempre una inspiración 😉 Prepárate a un carrusel de emociones con «Dos metros bajo tierra». Feliz 2020, Coremi 🙂
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Tengo Dos metros bajo tierra pendientísima de ver desde hace mucho tiempo (este año me pongo las pilas y la veo sí o sí).
Qué ilusión encontrar My Mad Fat Diary en la lista, no es una serie muy conocida, pero a mí me gustó muchísimo. ¡Y La casa de papel también!
¡Feliz año!
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Excelente gusto que tienes XD «Dos metros bajo tierra» me hizo reír y llorar como pocas, espero que te guste.
Feliz año, Cintia 🙂
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