«GB84» (2004), de David Peace

Portada de "GB84", de David Peace

«Caras que has visto en primera línea del piquete. Caras que han mirado a los ojos de sus caballos y sus perros… Las viseras de sus cascos. Sus escudos… Caras que han recibido porrazos y patadas. Maltratadas y golpeadas… Caras que han visto a sus mujeres y sus hijos pasar privaciones. Caras que han sufrido doce meses de mierda… Caras ahora perdidas y con miedo. Con miedo a lo que les deparará el futuro… Un futuro que ninguno de nosotros nos podemos permitir. Muchos nos quedamos bebiendo hoy…».

GB84
David Peace

David Peace narra en GB84 la huelga de los mineros del carbón en Gran Bretaña en 1984, durante el mandato de Margaret Thatcher. David Peace, muy joven entonces, conoció de primera mano la derrota de los mineros y sus graves consecuencias. Tras años de gobiernos conservadores, Tony Blair los trató con una indiferencia insultante. Esto empujó a David Peace a escribir esta crónica negra como el carbón de lo sucedido entonces.

Fue casi una guerra civil. De un lado estaban Margaret Thatcher y su gobierno neoliberal, y de otro Arthur Scargill y el Sindicato Nacional de los Mineros (NUM).

En 1974, el NUM había conseguido con otra huelga acabar con el gobierno conservador de Edward Heath. Thatcher y los suyos querían su revancha. El objetivo era destruir al NUM. Sabían que con ello daban un golpe mortal al movimiento sindical británico y allanaban el camino para imponer sus políticas neoliberales. El equilibrio de fuerzas entre trabajadores y capitalistas iba a saltar por los aires. Churchill había ganado la guerra y perdido las elecciones. Las lecciones del pasado quedaron enterradas en el olvido. Una mayoría de la clase media iba a aplaudir la victoria de Thatcher como propia, cegados en parte por los titulares de unos medios que habían demonizado a los huelguistas.

Como cuenta David Peace en GB84, el cierre de la mina de Cortonwood el 6 de marzo de 1984 fue el detonante para la huelga. La industria del carbón era clave en Gran Bretaña desde la Revolución Industrial dos siglos atrás. En 1946, tras el final de la II Guerra Mundial, fue nacionalizada. El gobierno de Thatcher había desmantelado la industria del acero y se disponía a hacer lo mismo con la industria minera. En su lógica de privatizaciones y libre mercado, había que cerrar las minas que no daban beneficio, aunque eso supusiera destruir comunidades enteras cuya economía giraba en torno al carbón. En palabras de Margaret Thatcher:

«Tuvimos que luchar con el enemigo en el exterior, en Las Malvinas. Pero siempre tenemos que estar alerta del enemigo interno, el cual es más difícil de combatir y más peligroso para la libertad».

Más de 180 000 mineros secundaron la huelga. El gobierno movilizó a miles de policías, creó cuerpos especiales de represión, limitó el derecho de libre circulación, declaró ilegal la huelga y eliminó los subsidios de las familias obreras. Hubo miles de detenciones y doscientas sentencias de cárcel. Muchos mineros y sus familias se arruinaron.

David Peace dedica un capítulo de GB84 a cada una de las cincuenta y tres semanas que duró la huelga. La narración es coral. A través del testimonio de Martin, minero, y Peter, delegado sindical, conocemos la brutalidad de los choques entre los mineros y la Policía (murieron dos mineros en los piquetes y también fue asesinado un taxista que transportaba a un esquirol). Ellos ponen voz también al drama de las familias obreras, arrojadas a la miseria y a un futuro negro.

David Peace narra asimismo en GB84 los movimientos en la cúpula del sindicato. Terry Winters se encarga de las finanzas. En su búsqueda de fondos, llega a entrevistarse con el general Gadaffi, en un torpe movimiento que fue muy bien aprovechado por la propaganda del Gobierno de Thatcher para seguir desacreditando al NUM. Winters y otros personajes del libro son el trasunto de los verdaderos protagonistas de este acontecimiento histórico.

Por el lado del Gobierno y la Policía, Stephen Sweet, el Judío, es el planificador de toda la estrategia de represión y desgaste que busca la victoria por aniquilación del adversario. Otros personajes siniestros como Neil Fontaine, el chófer de Sweet, o el Mecánico, son los ejecutores de los más turbios encargos dentro del aparato de espionaje y represión del estado.

GB84, de David Peace es una novela compleja en su estructura y presentación, muy rica formalmente, y que alcanza sus mejores momentos cuando narra el día a día de los mineros durante la huelga. Es entonces cuando percibimos el drama de los mineros en toda su dimensión humana, ese drama que el gobierno de Thatcher y los medios de comunicación a sus órdenes taparon de todas las formas imaginables:

«Por lo menos no era el puto disco de Band Aid. En el Hotel, Billy había estado diciéndonos que todo era un plan del Gobierno para desviar la solidaridad ciudadana de los mineros. Para que los mineros parecieran unos avariciosos comparados con los bebés negros que morían de hambre en África. Por eso la BBC había ido a grabar el vídeo. Por eso había mandado allí a todas aquellas estrellas de pop».

La última mina de carbón en Reino Unido cerró en 2020.

Entradas relacionadas:

4 comentarios en “«GB84» (2004), de David Peace

  1. ¡Hola! El conflicto de los mineros en la época de Margaret Thatcher es algo que he visto en algunas películas pero nunca me tome la molestia de informarme sobre el tema a fondo. Tampoco me extraña que se hagan ficciones de este conflicto tomando en cuenta que algunas partes parecen salidas de una historia sobre conspiraciones…
    Parece un libro interesante, me lo apunto por si alguna vez quiero saber más del tema. ¡Saludos!

    Le gusta a 1 persona

    • Tenía referencias de este tema por el cine también. David Peace hace un análisis pormenorizado del desarrollo de la huelga. «GB84» parece más una crónica histórica que una novela. Quizás también por eso las partes sobre las cloacas del estado, que son especulación, están por debajo del resto. Saludos 🙂

      Le gusta a 1 persona

  2. Hola, la película «Billy Elliot» toca el tema de la huelga de los mineros, recuerdo la escena de pesar y melancolía de los trabajadores, de los que se vieron en la necesidad de romper la huelga y la parte en que queman el piano de la madre para pasar el invierno.
    Margaret Thatcher por obvias razones, y de hecho lo expone descaradamente en una de las citas que compartes, es detestada en mi país, y mientras por estos lares teníamos una dictadura militar que envió a morir a tantos jóvenes a la guerra, parte de la población inglesa también tuvo que lidiar con la crueldad de sus ministros. Que ironía, compartíamos pesares y a los mismos diablos de este y el otro lado del océano.
    Interesante recomendación, lo anoto para, igual que Noctua, leerlo cuando quiera profundizar más en el tema. Saludos 🙂

    Le gusta a 1 persona

    • Una ironía trágica. Esperemos que esa época oscura haya quedado enterrada para siempre.
      «Billy Elliot» toca el tema, pero se queda muy lejos de lo que cuenta David Peace. Fue casi una guerra civil. Sobre todo impacta la parte en la que narra el día a día de los mineros durante la huelga, se nota que hay una implicación personal del autor en lo que está contando. Saludos 🙂

      Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s