«En el cerebro de Reinhold sonaban y resonaban los ecos de un único pensamiento: la raza humana ya no estaba sola».
El fin de la infancia
Arthur C. Clarke
Arthur C. Clarke publicó El fin de la infancia en 1953, novela en la que desarrolla su relato El ángel guardián, escrito en 1946. La II Guerra Mundial y la aparición de la bomba atómica acababan de sacudir los cimientos de la realidad conocida. Frente al horror por la posibilidad de que la humanidad se destruya a sí misma, el inmenso avance tecnológico que inicia la era atómica permite soñar con un nuevo estadio de evolución en el que el hombre encuentre su destino entre las estrellas.
Precisamente, El fin de la infancia comienza con la carrera por llegar a la Luna entre estadounidenses y soviéticos. Pero lo que ocurre es algo muy distinto. Son naves extrañas las que llegan a la Tierra. En ellas vienen los que pronto serán conocidos como los superseñores. Un nuevo orden se impone en el mundo. Estos seres misteriosos tienen una superioridad tecnológica tan apabullante que no necesitan de la violencia para que los humanos se plieguen a su voluntad. Y esta parece que persigue solo el bien común de la humanidad y del resto de especies que habitan nuestro planeta. Así, por ejemplo, las corridas de toros quedan desterradas bajo su dominio:
«Y solo aquella vez se mostró Karellen enojado o al menos con la apariencia del enojo. «Pueden matarse entre ustedes si les gusta –había dicho el mensaje–, ese es un asunto que queda entre ustedes y sus leyes. Pero si matan, salvo que sea para comer o en defensa propia, a los animales con quienes ustedes comparten el mundo… entonces tendrán que responder ante mí».
Pese a la prosperidad y el bienestar que supone la llegada de los superseñores a la Tierra, el recelo de muchos continúa. Los vendedores de humo profesionales de la política y la religión comprenden que ha llegado su ocaso. Su intento por conservar su cuota de poder está condenado al fracaso en una partida en la que lo que está en juego va mucho más allá de lo que pueden imaginarse. Los superseñores ni siquiera han mostrado su cara a los hombres todavía, mucho menos los han hecho partícipes de sus planes.
«¿Y si en nombre de una altruista pasión por el orden y la justicia hubiesen decidido reformar el mundo sin comprender que estaban destruyendo el alma humana?».
Arthur C. Clarke se pregunta en El fin de la infancia por el futuro de la humanidad en un momento en el que esta parece no tener ya futuro. Le da la vuelta a los mitos sobre nuestro origen para imaginar lo que puede ser ese destino trascendente de nuestra especie.
«La humanidad había perdido sus antiguas divinidades. Ahora era ya bastante vieja como para no necesitar dioses nuevos».
El fin de la infancia es una obra enigmática y compleja. Su lenguaje directo y sencillo, junto a la fuerza de sus metáforas, consigue atrapar la imaginación desde su impactante comienzo. Ni en los pasajes más especulativos pierde su fuerza narrativa. Este logro mayúsculo de Arthur C. Clarke le valió para ser reconocido como uno de los grandes escritores de ciencia ficción en cuanto publicó su novela.
Stanley Kubrick quiso hacer una adaptación al cine de El fin de la infancia, aunque al final fue una obra nueva la que surgió de su colaboración con Arthur C. Clarke: 2001: Una odisea del espacio. En ella son reconocibles los ecos de esta novela, cuyo planteamiento sigue resultando muy inquietante hoy.
Me despido hasta la próxima con la mítica canción que compuso David Bowie después de ver 2001: Una odisea del espacio.
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¡Hola! Yo leí este libro hace muchos años y me dejo con sentimientos encontrados. Por un lado me encanto el principio, como reaccionan la humanidad, los pequeños cambios que van ocurriendo pero cuando llegamos al «futuro» se nota que Arthur C. Clarke no era sociólogo ni psicólogo, los cambios en la humanidad parecen salidos de una comedia como «Los Supersónicos» que algo para tomarse en serio. No sentí empatía por ningún personaje humano a partir de ese salto de tiempo.
Por supuesto lo compensa con su inicio potente, la revelación de como se ven los superseñores y las implicaciones filosóficas de su final que invita a la reflexión. Además como mencionas Clarke tiene la capacidad de usar un lenguaje directo y sencillo sin quitarle fuerza a su historia. Y lo más importante de todo sin «El fin de la infancia» no existiría «2001 odisea del espacio» y sin esa película no podría existir el temazo que es «Space Oddity» de David Bowie, todo tiene una razón de ser en este mundo 🤣 ¡Saludos!
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Es verdad que la novela baja después de que los superseñores revelan su identidad, pero mantiene el interés y la parte final ciertamente invita a la reflexión. Lo que nos lleva a 2001 y a Space Oddity. No puedo estar más de acuerdo con lo que dices XD Por cierto, Bowie se llama así por el astronauta de la película, Dave Bowman. Saludos 🙂
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Vaya, en mi otro comentario quería responder a Noctua Nival, no sé qué he hecho… Aparte de eso, desconocía el dato de Bowie. Por eso me gusta pasarme siempre por este blog: siempre aprendo algo nuevo.
¡Saludos!
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Gracias, Daniel. Qué grande Bowie. Espero que Noctua vea tu comentario. En este caso, está claro que los personajes quedan supeditados al desarrollo de la trama, que abarca generaciones. Saludos 🙂
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No conocía ese última dato, gracias por decirlo 🙂
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Hola Noctua. Aunque esta novela me fascina, hay que reconocer que Arthur C. Clarke nunca trabajó mucho sus personajes, tal vez lo hiciera para no eclipsar la importancia del argumento central de sus novelas. O porque simplemente ese no era su fuerte.
Un saludo!
Daniel
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Hola Daniel. Yo creo que el autor nunca se intereso por los personajes o la sociedad, por lo poco que he leído de él pienso que se enfocaba más en conceptos abstractos como la especulación científica y la filosofía, las consecuencias que podían traer a corto o mediano plazo en las personas no le importaba mucho. Por supuesto como autor de ciencia ficción no le quita merito pero no va a ser del gusto de todos. ¡Saludos!
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Apuntada!
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Espero que te guste. Saludos 🙂
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Estoy en falta porque aún no he leído esta famosa y recomendada novela de ciencia ficción y tampoco vi «2001: una odisea en el espacio» que al igual que «El fin de la infancia» está archimega recomendada. Lo sé, deshonra para mi vaca. Al menos conozco el tema de David Bowie, salvo un poquito el honor con eso XD. Los datos cinematográficos y musicales los desconocía asique infinitas gracias.
Por cierto, siempre me ha gustado el título de la novela, es potente y da una idea muy clara de lo que vas a encontrar. Creo que se puede especular largo rato sólo con esa frase. Además la nueva portada es épica.
Por otro lado, felicitaciones por la citas, me encanta la primera. Ese extraterrestre y yo tenemos un punto en común :-O
Excelente reseña. Saludos 🙂
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Gracias, Coremi. «2001: una odisea del espacio» es una película que suele gustar mucho o nada. A mí me pasa como a Bowie XD El título del libro refleja bien la cuestión central sobre la que especula Arthur C. Clarke. Es muy interesante lo que plantea. También cómo le da la vuelta a un mito básico de nuestra cultura. No digo más para no hacer spoiler. Si la lees, ya contarás qué te parece. Saludos 🙂
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