Hace poco me he encontrado con la misma frase en boca del protagonista de una novela y de una película. La dicen al final de la historia:
«Ahora me doy cuenta de que todo lo que ha ocurrido hasta llegar aquí conducía inevitablemente a este preciso lugar en este justo momento».
Choca tal afirmación porque si por algo destacan ambas ficciones es por tener un desarrollo arbitrario de la trama. La insuficiente motivación de sus protagonistas para justificar sus acciones les hace parecer en todo momento títeres en manos de sus autores. Esta frase final es la confirmación. Los autores disfrazan con una pretendida trascendencia lo que no ha obedecido más que a su capricho. Entiéndase este como falta de dominio del oficio narrativo. Por eso ponen en boca de sus protagonistas lo que debiera ser evidente por sí mismo, si hubiese sido el caso.
David Corbett realiza un excelente análisis sobre las claves que definen al personaje en su libro El arte de crear personajes. Muy influenciado por Lajos Egri y su clásico La escritura del arte dramático, habla de la «“tiranía del motivo”: la necesidad de entender qué quiere un personaje y por qué actúa de cierta manera».
«El deseo es lo que provoca la acción, y la acción define al personaje».
Todos nos presentamos con una máscara en público, un personaje que creamos a la medida de nuestro entorno. Ocultamos nuestros miedos e inseguridades, todo aquello que, si fuese objeto de escrutinio público, sentimos como potencial amenaza. Movidos por la necesidad y el deseo, nos relacionamos con nuestros semejantes y, con nuestras decisiones, vamos revelando otras caras de nuestro yo que muchas veces son tan desconocidas para nosotros como para los demás.
Como ya señalé en otro lugar, Aristóteles afirmaba que «la poética es un arte de la imitación de la vida». Sus reglas, derivadas de la observación de lo que nos pasa, dibujan, respecto al protagonista, un perfil en el que resulta fácil reconocerse. Por eso, la mayoría de las historias se construyen en torno a su figura. Destaco cinco claves según la exposición que hace David Corbett en su libro.
Cinco claves para la construcción dramática del protagonista:
1. Deseo
El protagonista de una historia es quien tiene el mayor deseo por algo (y por tanto tiene la mayor necesidad porque tiene la mayor carencia) y ha de afrontar los más grandes obstáculos para conseguirlo. Lo que está en juego ha de ser de importancia capital.
El deseo del protagonista debe quedar expuesto con claridad. Algunas variaciones interesantes que se pueden dar:
- Su deseo cambia, clarificado por el conflicto que enfrenta.
- Se ve forzado a elegir entre dos deseos irreconciliables.
- Descubre que lo deseado no merecía la pena.
- Quiere una cosa y consigue otra a la vez.
2. Fuerza de voluntad
El protagonista debe tener una gran fuerza de voluntad acorde con el reto que se le plantea. Su carácter se irá revelando a través de las decisiones que toma para superar los obstáculos que van frustrando la consecución de su objetivo. Estas decisiones, con sus implicaciones personales y morales, van marcando el arco de progresión del personaje a lo largo de la historia. Las apuestas suben después de cada nuevo revés en los diferentes giros de la historia.
Su antagonista puede ser otro personaje que encarna la oposición a su deseo o el propio medio físico en el que se desenvuelve. También su mayor rival puede ser él mismo, enfrentando limitaciones de las que puede no ser consciente y a las que tendrá que vencer para conseguir su objetivo. Su personalidad, incluso, puede estar escindida y en lucha permanente entre sus dos mitades opuestas.

Robert Louis Stevenson
El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde
Ilustración de Marta Gómez-Pintado para la edición de Nórdica Libros
3. Vulnerabilidad
El protagonista debe mostrar su lado vulnerable. Todos lo tenemos. Eso le acerca al público. «Implícita en toda vulnerabilidad está la noción de amenaza», señala Corbett. Esa vulnerabilidad hunde sus raíces en el pasado del protagonista. No necesitamos que sea simpático ni amable para empatizar con él. Si su lucha tiene sentido, estaremos a su lado.
Dos clases de personajes permiten que el protagonista lidie con su pasado. Gracias a las posibilidades dramáticas que ofrecen se evita caer en monólogos repetitivos que perjudican al desarrollo del personaje y de la trama:
- El fantasma: representa el pasado de fracaso y frustración que atormenta al protagonista (si, por ejemplo, ha tenido problemas con la bebida, puede ser una expareja alcohólica).
- El revenant o resucitado: ayuda al protagonista en el presente, forzándole a enfrentar esa historia de dolor que lleva a cuestas.
4. Contradicción
La contradicción rompe con la expectativa que tenemos del personaje. La primera consecuencia es que lo percibimos más complejo y aumenta nuestro interés. La contradicción abre una grieta en la máscara con la que se presenta que nos permite ver parte de lo que se esconde tras ella. Nos lleva a interrogarnos sobre su sentido. Provoca tensión y suspense.
La contradicción puede ser:
- Física.
- Determinada por el rol social.
- Provocada por conflictos morales o metas excluyentes.
- Consecuencia de un secreto o un engaño.
- Resultado de contraponer los rasgos conscientes y los inconscientes.
5. Secretos
El protagonista oculta lo que teme que pueda perjudicar su status quo si es expuesto públicamente. Tener secretos le hace más interesante. Queremos descubrir qué oculta y ver qué pasa cuando se descubra. Puede que su temor sea exagerado, pero lo importante sigue siendo lo que nos revela del personaje por su sola existencia.
Además de estas claves, el físico, la psicología y la posición social del protagonista, en todo lo que tengan de relevante para su historia, ayudarán a redondearlo.
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¡Hola! Este post vale oro para la gente que escribe personajes, es un buen resumen de que es lo importante a la hora de crearlos.
Esa frase de «Ahora me doy cuenta de que todo lo que ha ocurrido hasta llegar aquí conducía inevitablemente a este preciso lugar en este justo momento.» Me suena, ¿En que novela y película la escuchaste?
Se que no ves caricaturas pero en Avatar: La leyenda de Aang muchos personajes cumplen con todo lo que mencionas, pero el primero que me llega a la mente es Zuko que tiene un genial dialogo con su abuelo en la segunda temporada en la que se plantean de forma natural varios de los items que mencionas. Esa serie podría dar lecciones de como escribir buenos personajes.
Me anoto el libro, podría interesarme en un futuro, buena recomendación ¡Saludos!
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Gracias, Noctua. El libro de David Corbett es muy bueno, un acierto seguro. Sobre las peculiaridades de los personajes de animación, Linda Seeger le dedica una parte muy interesante en su libro «Cómo crear personajes inolvidables», que se basa en gran medida en conversaciones con guionistas sobre su trabajo. No he visto «Avatar: la leyenda de Aang», la apunto.
Seguro que has escuchado alguna vez la frase que cito, se me quedó porque se repitió casi en el mismo día pero ya la había escuchado antes, da igual dónde.
Saludos, Noctua 🙂
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Muy interesante para teatro, que es a lo que me dediqué en épocas pandémicas. Lo comparto Juan. Saludos y como siempre excelentemente ilustrado.
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Gracias por compartir, Fabiola. David Corbett se inspira mucho en el trabajo de Lajos Egri. Me enteré hace poco de que Woody Allen estudió con Egri y que siempre ha dicho que su libro sobre el arte dramático es el mejor que se ha escrito… El cine, la televisión, Internet, nada se iguala a la magia del teatro. Saludos, Fabiola 🙂
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Muy útil, Juan. Gracias.
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Me alegra que sea de utilidad. Saludos, Paula 🙂
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Excelente entrada, para guardar y releer. Como curiosidad, he visto en la web de Corbett que trabajó durante 15 años en una agencia de detectives. Eso te tiene que dar mucho material para reflexionar acerca de los motivos que llevan a las personas a elegir un determinado camino.
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Gracias, Cinelibrista. No es extraño que Corbett hable de contradicciones, secretos y engaños. Se nota que, como dices, ha tenido ocasión para reflexionar sobre lo que se esconde detrás de las apariencias. Saludos 🙂
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«Ahora me doy cuenta de que todo lo que ha ocurrido hasta llegar aquí conducía inevitablemente a este preciso lugar en este justo momento». Al igual que Noctua esta frase me suena mucho…debe ser tan clichesuda que por eso no me viene a la mente el título de ninguna película o mi memoria está mal.
Muy interesante todo lo expuesto sobre los personajes, yo he notado que a veces todo esto se lo otorgan al secundario ya que se esfuerzan en hacer al protagonista perfecto, lo cual termina aburriendo. Al final es que los secundarios terminan saliendo beneficiados muajaja. Lo he visto en novela juvenil (John Green cof cof) y en los mangas….si no fuera por los secundarios hay tantas lecturas que las hubiera abandonado a la mitad.
Me anoto el libro porque como material de consulta se ve muy interesante. Saludos Juan, ahora me doy cuenta que tus lectores estábamos esperando esta entrada justo ahora en este preciso momento (tenía que hacerlo jajaja)
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Jajaja Lo mismo pensé ayer cuando fui a sacar la basura, todo en mi vida conducía etc., etc. Es verdad lo que dices de que en muchas historias el protagonista es un personaje plano y que son los personajes secundarios los que presentan estos rasgos complejos. Por lo demás, lo que suele cumplirse en cualquier historia que funcione mínimamente es que el personaje tenga una fuerza de voluntad acorde al reto que enfrenta. El libro de David Corbett es relativamente reciente y ya es un clásico. Saludos, Coremi 🙂
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