
Medianeras (2011). Fotograma
Todos los edificios, absolutamente todos, tienen una cara inútil, inservible, que no da al frente ni al contrafrente: la medianera. Superficies enormes que nos dividen y nos recuerdan el paso del tiempo, el smog y la mugre de la ciudad. Las medianeras muestran nuestro costado más miserable: reflejan la inconstancia, las grietas, las soluciones provisorias.
Medianeras
Gustavo Taretto
Sentimientos y arquitectura, palabra e imagen, se dan la mano en esta deliciosa película que muestra las vidas paralelas de sus dos protagonistas, Martín, el fóbico diseñador web, el lado más humorístico de la historia, y Mariana, la decoradora también fóbica, el lado más dramático, que siendo vecinos, parecen condenados a ignorarse siempre en el incesante trasiego de la gran ciudad en la que viven: Buenos Aires.
«El libro Dónde está Wally ha desarrollado en mí una particular angustia existencial. Representa de una manera dramática la angustia de saber que soy un personaje perdido entre millones. Han pasado los años y hay una página que no puedo resolver: Wally en la ciudad.»
Con esta sencilla base, el director argentino Gustavo Taretto, también guionista de la película, abre un hueco en la medianera que ciega el lado de nuestra mirada sobre lo cotidiano, y arroja luz sobre su gris habitual, encadenando una serie de brillantes reflexiones en las que las emociones de sus personajes encuentran su perfecta amplificación en el espacio que habitan, en los objetos que los rodean, en los medios tecnológicos a su disposición, con su promesa de conexión con el mundo, una conexión que a la vez puede acrecentar la alienación:
“Internet me acercó al mundo pero me alejó de la vida”, afirma Martín.
“¿Quiénes habrán sido los genios que taparon el río con edificios y el cielo con cables? Tantos kilómetros de cables, ¿sirven para unirnos o para mantenernos alejados, a cada uno en su lugar?”, se interroga Mariana.
Señalaba Gustavo Taretto en una entrevista en el 2012 para la revista 35 Milímetros: “Quería hacer una película con pedacitos de fotos, con stop motion, con animación, con mucha gráfica, marcando diferentes estímulos: tipografías… Fue como un juego. Un montaje paralelo de cómo dos personas llegan a estar frente a frente.”
En este juego, todos los elementos funcionan armónicamente, desde la fotografía y la música (inolvidables las secuencias de Mariana atormentada con el piano que suena al otro lado de la pared) a la interpretación de sus protagonistas (Javier Drolas está impecable, en una caracterización que recuerda al propio director de la película, y Pilar López de Ayala resulta absolutamente convincente en su papel de porteña). Pese a los efectos, el montaje resulta sobrio, y subraya adecuadamente el trabajo de cámara, que retrata de una manera inspirada por igual las fachadas de Buenos Aires y las caras de los protagonistas, con abundancia de planos fijos y movimientos muy medidos que, como en toda gran película, evidencian que todavía no se ha ideado efecto alguno que pueda superar al rostro humano como máxima expresión de este arte.
Esta película nace de un corto del mismo título que cosechó un éxito mundial en el año 2004 (ganó cuarenta premios internacionales). Hay quien prefiere el corto a la película y viceversa. Lo que es casi seguro es que si te ha gustado el corto o la película, raro será que dejes de ver los dos. Y más raro todavía que te conformes con verlos una sola vez.
Haven’t seen this piece myself, but I sure like to give a try with the [original] short one. Sounds like some interesting modern-day life movie. 🍸
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I like the short one, but I love the movie. Maybe it’s because I’ve seen the movie first. If you go the other way round, you can tell me. I hope you enjoy it 😉
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