La librería (1978), de Penelope Fitzgerald

Portada de "La librería", de Penélope Firzgerald

«[…] estaba segura de que el carácter era una lucha entre las buenas y las malas intenciones».

La librería
Penelope Fitggerald

Penelope Fitzgerald se inspiró en experiencias propias al escribir La librería. La historia es sencilla: Florence Green, una mujer madura, decide abrir una librería en Hardborough, un pequeño pueblo inglés tan apartado y venido a menos que ya ni siquiera el ferrocarril pasa por él. Florence compra Old House, una propiedad en estado de abandono que está en primera línea de playa. Además de las humedades, el lugar cuenta con su propio poltergeist. Los lugareños lo llaman rapport: una presencia molesta y perturbadora que ya anticipa la hostilidad del medio.

Si sacar adelante el negocio ya parece una quimera, más difícil lo hace la oposición de la señora Gamart, la persona más influyente del pueblo. Esta mujer mezquina se ve a sí misma como una madrina de las artes. Quiere convertir Old House en un centro artístico. En realidad, es una excusa para hacer y deshacer a su antojo sin que nadie le haga sombra. Florence sigue adelante con la librería, en un entorno hostil en el que, sin embargo, también encontrará aliados. Entre ellos, destaca el señor Brundish, un viejo solitario que pertenece a la familia más importante de la zona.

«Hablaba tan poco con la gente que había olvidado cómo funcionaban las normas de la conversación».

Brundish saluda la llegada de la librería y le da la idea a Florence para transformarla en biblioteca también. Durante un tiempo, Florence verá cómo mejora su negocio, hasta el punto de permitirse una ayudante. Sin embargo, la señora Gamart inicia una oscura maniobra política con la intención de hundir su negocio.

Penelope Fitzgerald convierte en personaje destacado de La librería al propio pueblo. La autora muestra un conocimiento profundo de la vida en un lugar tan pequeño, en el que todos se conocen:

«Todo el mundo en el pueblo sabía cuándo quedaba vacía una propiedad, quién tenía problemas financieros, quién necesitaría un poco más de espacio en nueve meses y quién estaba a punto de morir».

Lejos de ofrecer un retrato edulcorado, Penelope Fitzgerald muestra la cruda y triste realidad de este lugar casi perdido en el mapa («Hardborough» significa «pueblo duro»). Aunque hay pinceladas pintorescas, el conjunto no puede ser más gris y desalentador. La gente del pueblo tiene una estrechez de miras que solo eclipsa su falta de empatía. Prefieren criticar o mirar a otro lado antes que arriesgarse a hacer o decir algo que pueda poner mínimamente en peligro su lugar dentro de la comunidad cerrada a la que pertenecen. Según avanza la historia, vamos comprendiendo mejor hasta qué punto es titánico el empeño de Florence por sacar adelante su pequeño negocio en un lugar en el que ella no tiene encaje.

«Resumiendo, se había engañado a sí misma al dejarse convencer, por un momento, de que los seres humanos no se dividen en exterminadores y exterminados, y que los exterminadores tienden a colocarse en la situación dominante en cuanto pueden».

Imagen con los protagonistas de "La librería" (2017), adaptación de la novela al cine dirigida por Isabel Coixet
Emily Mortimer interpreta a Florence Green en la adaptación cinematográfica de La librería (2017), dirigida por Isabel Coixet

Un posfacio ilustrado escrito por Terence Dooley, albacea literario y yerno de Penelope Fitzgerald, completa esta cuidada edición de La librería. Entre la jugosa información que aporta, Dooley comenta que fue la lectura de El cura de Tours, de Honore de Balzac, la que sirvió de inspiración a Penelope Fitzgerald para La librería. Esta conexión clásica se siente al leerla. La autora inglesa revela un profundo conocimiento de la condición humana y, como el genio francés, realiza un inolvidable retrato literario de una comunidad provinciana en la que quienes se autoproclaman garantes de la moralidad son los mismos que cometen los mayores atropellos y bajezas.

También te puede interesar:

16 comentarios en “La librería (1978), de Penelope Fitzgerald

  1. Hola Juan. Me alegro de leer la reseña de este libro en tu blog. Fue de estas lecturas a las llegué por su versión en pantalla porque me gustó mucho. Me gustó la obra, pero me dejó mejor regusto la película. Además, gracias a esta llegué también a leer «El vino del Estío» de Ray Bradbury (que me encanta). No diré el contexto de la aparición de este último título en la película para no revelar escenas y echar el misterio. Gracias de nuevo por compartir esta lectura. Me gustó mucho tu reseña. Saludos 🙂

    Le gusta a 1 persona

      • La novela de Fitzgerald es buena lectura desde luego. Lo de «El vino del estío» es anecdótico en realidad 😄(supongo que fue capricho de Coixet, una debilidad suya por Bradbury), pero a mí me sirvió para conocerlo. No vino mal. Pero oye, hay que crear intriga:))) ¡Saludos!

        Le gusta a 1 persona

      • Espero que no te decepcione. No tiene una conexión directa con la trama de la novela de Fitzgerald. Coixet lo usó como objeto visual y quizá de inspiración (quizá es que no lo recuerde bien). Me acabo de acordar de una entrada que una vez escribí acerca de los libros que aparecen en el cine «por casualidad». Me suelen llamar la atención; es como un sello del director. La historia que cuenta Bradbury es una serie de anécdotas de la infancia durante un verano (me parece que basado en su propia experiencia o forma de percibir las cosas, la imaginación, etc.). Al estilo de Bradbury. Saludos, Juan:)

        Le gusta a 1 persona

      • Bradbury nunca me decepciona. Me suena esa entrada tuya sobre los «cameos» de libros en películas, yo también me suelo fijar. Dan información de los personajes y son como un guiño de los autores. Y lo mismo pasa con los discos. Saludos 🙂

        Le gusta a 1 persona

  2. Me apetece el libro y también ver la película de Coixet. Me puedo imaginar la situación y nada como un ambiente rural para que salgan todos los demonios, y si son ingleses peor aún, bajo esa capa de “buenas maneras” pueden ser terribles. Me gusta que digas que el final es duro, porque a veces se corre la tentación de edulcorar según qué situaciones en la ficción y se cargan las historias. Interesante también que se base en una novela de Balzac, gran conocedor de los entresijos humanos. Gracias una vez más por tus reseñas, Juan. Un saludo 😊

    Le gusta a 1 persona

    • Hola, Eva. «La librería» tiene su antecedente literario en Balzac, pero está inspirado en vivencias de la propia Penelope Fitzgerald. No he visto la película y no sé si edulcora algo, la novela hace un retrato implacable de las gentes de Hardborough, todos con esas «buenas maneras» que comentas. Gracias a ti por pasarte y comentar. Saludos 🙂

      Le gusta a 1 persona

  3. Hola Juan. Gracias por esta reseña, me apunto este libro a mi lista. En cuanto al tema, parece abundar en aquello de «pueblo pequeño, infierno grande». Una verdad como un templo, sea dicho de paso.

    ¡Un saludo!

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario