Mary Shelley, la madre de Frankenstein

Sobre obsesión y creatividad

La invención, debe admitirse humildemente, no consiste en crear a partir del vacío, sino del caos; los materiales deben, en primer lugar, ser suministrados: puede dar forma a oscuras, informes sustancias, pero no puede crear la sustancia misma.

Prólogo a la tercera edición de Frankenstein o El moderno Prometeo (1831)

Mary Shelley

Mary Shelley y Frankenstein

La sombra de Mary Shelley. Ilustración de Marta Gómez-Pintado

Mary Shelley dio a luz a Frankenstein de una manera que guarda un interesante paralelismo con la forma en la que Stevenson concibió a su Jekyll y Hyde. Estimulada por un reto entre poetas, el rayo que alumbró a su criatura, a través de un profundo estado de ensoñación, obedeció a la obsesión sobre la maternidad de la autora, huérfana de madre y que ya había perdida a su primera hija, sumada a su visión crítica sobre los límites que los hombres están dispuestos a rebasar en nombre de la Ciencia. Sigue leyendo