
«Las mentiras resultan a menudo mucho más verosímiles, más atractivas para la razón, que la realidad, porque quien miente tiene la gran ventaja de conocer de antemano lo que su audiencia espera o desea oír. Ha preparado su historia para el público con la preocupación de hacerla creíble, mientras que la realidad tiene el hábito desconcertante de confrontarnos con lo inesperado, para lo que no estábamos preparados».
Crisis de la República
Hannah Arendt
Nuestro espíritu crítico se activa cuando tenemos que tomar una decisión, elegir entre bienes incompatibles o el menor de los males. Si nos engañan o interpretamos equivocadamente la información que tenemos, tomaremos una mala decisión que, desde ese momento, justificaremos. La fe que ponemos en nuestras decisiones nace de esa misma capacidad que tenemos para la «suspensión voluntaria de la incredulidad» ante la ficción de la que hablaba Coleridge. Por lo mismo, la ficción puede activar nuestro espíritu crítico e introducir una saludable duda sobre la verdad de nuestra situación.
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