
¿Os dice algo el nombre de Jonathan Dickins? Seguramente sea un desconocido para la gran mayoría, sin embargo, su presencia se ha hecho notar en nuestras vidas en las últimas semanas. Dickins fue quien, después de escuchar a Adele en MySpace la convirtió en una estrella mundial, y ahora es el nuevo representante de Rosalía y el máximo responsable de la turra que nos han dado con su nuevo disco, que ya andaba en boca de todos antes de que nadie lo hubiera escuchado.
¿Conocéis la agencia literaria RCW? Es la agencia que representa a Kazuo Ishiguro, Olga Tokarczuk, Abdulrazac Gurnah, Han Kang y Laszlo Krasznahorkai. ¿Qué tienen en común todos ellos, además de su agencia literaria? Todos han ganado el premio Nobel de Literatura en los últimos años.
Tom Wilson, el protagonista de El cantante que desafinaba, es muy consciente de que, para alcanzar el éxito en el mundo artístico, tener un buen representante es tanto o más importante que el talento. Wilson es el amante de Lupe Guerrero, una cantante que goza del éxito que él ambiciona. Ella tiene mala relación con su primer representante, que fue quien lanzó su carrera a cambio de exprimirla como a un limón. Sin embargo, Tom Wilson tiene otra lectura sobre el tema:
«Lupe era una chica guapa y cantaba bien, pero había muchas chicas que también eran guapas y cantaban igual o mejor que ella y, sin embargo, su carrera no despegaba».
Tom Wilson se presenta en el despacho del antiguo representante de su amante convencido de que es quien le puede dar el empujón decisivo a su carrera, que está más cerca de estrellarse que del estrellato. Wilson sabe que Félix Domingo, así se llama el representante, es un capullo, pero está dispuesto a bailarle el agua. Lo que no sabe es que el precio que está a punto de pagar por ganarse el favor de Domingo puede convertir su sueño de gloria en una pesadilla.
Si queréis saber más, la respuesta la tenéis en las páginas de El cantante que desafinaba, una novela policíaca que retrata el lado oscuro del éxito.
Os dejo con Carmen Maki y esta maravillosa canción que no incluí en la novela (sí en la playlist) por su largo título en japonés, que me parecía que podía romper el ritmo de lectura 😉
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Qué bonito tema Juan, qué delicadeza al cantar la de esta cantante, Carmen Maki, es una canción muy evocadora con una nota de tristeza que le sienta muy bien. La verdad es que disfruté un montón de esa inmersión japonesa en “El cantante que desafinaba” y si, el representante de Lupe Guerrero hizo de ella una estrella como podría haber sido otra, son productos estudiados para un público que pronto la olvidará… ¿a qué nos suena?
Saludos 😊
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Con lo encantadora que es Lupe 😆 La canción de Carmen Maki es genial. Ella sí que es una gran artista. Escuchó a Janis Joplin y dio un giro copernicano a su carrera. La mayoría de artistas actuales tienen una falta de personalidad que me recuerda a esa corrección insulsa de las obras bajo regímenes totalitarios. ¿Será casualidad? Saludos 🙂
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Hola, Juan:) Bonito tema el de esta cantante. En cuanto a los representantes, ya casi nada sorprende, es verdad. Me ha resultado curioso que hicieras referencia a esta agencia literaria que mencionas. Precisamente intenté leer en su momento (con una diferencia de unos cuantos años) a Olga Tokarczuk, pero no pude avanzar en la lectura. Ahora que me lancé con Han Kang después de tu reseña, me pasó lo mismo. Son por cosas diferentes, en cuanto a los temas, pero la lectura (fragmentaria o como la llamen ahora), me tiene que atrapar mucho por el tema o no me deja entrar del todo. Reconozco la valía de su escritura, de ambas, pero hay algo que de momento no va con mi ritmo o bioritmo de lectura. ¿Será que me estoy volviendo banal con los años?😁No sé, Juan. Estoy un poco perdida. El adjetivo «perturbador» hoy en día parece englobar muchas cosas. Y yo era de leer a Dostoievski y Kafka, pero no sé. Se ve que estoy retirada del panorama social y cultural. No «resueno», como dicen por ahí. Pero no te doy la tabarra. Me siento un poco rústica. Qué cosas que las represente la misma agencia literaria. Muchas gracias por estos datos que a mí, por lo menos, me completan significados. Sin embargo, me tragué tu novela, Juan, y me quedé tan a gusto. (Por cierto, sí, que pesadez con cosas como las de Rosalía). Saludos:))
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Hola, Olga. No hay color, cómo vas a comparar la diversión de «El cantante que desafinaba» con esos tostonacos de la Tocarczuc y la Kang 😆 Con tu tocaya tampoco he podido, «La vegetariana» sí me atrapó, como ya sabes. Está claro que en el casino de la literatura también hay bolas trucadas. Al final, todo es un negocio que está en manos de una pequeña élite financiera y cultural que convierte en tendencias sus filias y fobias, que son tan discutibles como las de cualquier hijo de vecino. Saludos 🙂
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Desde luego no hay color, Juan. De todas formas, tengo que decir que la lectura de Kang sí me estaba atrapando, pero no deja de entorpecerme a menudo lo de las distintas voces. No me pasa con todo y no siempre ha sido así. Y eso y que hay toca un punto de la sensibilidad que de momento no me apetece, me hizo no avanzar. Pero sí que atrae su lectura. Sientes interés por saber qué ocurre y eso es importante.
En cuanto a la experimentación en la estructura de la escritura, sin embargo, luego hay cosas que me gustan mucho. A mí, por ejemplo (lo menciono porque me lo estoy releyendo ahora mismo) me gustan algunas obras de David Markson, que no me lanzaré a recomendar porque, según quién, se queda a cuadros con lo que se encuentra. Está claro que sobre gustos no hay nada escrito que le dé coherencia😄. ¡Saludos!
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No he leído a David Markson. Ya me has picado la curiosidad con lo de «quedarse a cuadros». ¿Algún libro en particular que no recomiendes? 😆
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Qué osado, jaja. Leí su «Reader’s block», en español creo que es «La soledad del lector», y la verdad que no sabría describirlo, pero me gustó. Y ya luego llegué a su «La amante de Wittgenstein», que es la que estoy releyendo ahora. Esta me gustó mucho. Así que yo «no te recomendaría» esta última 😄, mi favorita. Te diría que primero leyeses acerca de este señor y luego te aventurases a leer algo suyo que hubiera por la red. Parece ser que al principio escribía cosas más dentro de la normalidad y luego empezó a hacer lo que le vino en gana. Bueno, ¡suerte con ello!
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Ya que no me recomiendas «La amante de Wittgenstein», empezaré por ahí 😆 Tiene una pinta bien curiosa 😉
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«Tom Wilson, el protagonista de El cantante que desafinaba, es muy consciente de que, para alcanzar el éxito en el mundo artístico, tener un buen representante es tanto o más importante que el talento»
Totalmente de acuerdo.
Un saludo, amigo.
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Al final son cuatro gatos los que deciden la moda cultural del momento, que no por casualidad coincide con los intereses económicos con los que están alineados. Saludos, amiga.
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