
Konnichiwa.
Escribo estas líneas todavía con jet lag. Acabo de visitar Japón. Hay catorce mil kilómetros de distancia entre Madrid y Tokio, pero culturalmente es como viajar a otro planeta. Comparto con vosotros cinco curiosidades de Japón que me han llamado la atención, más allá del continuo contraste entre tradición y modernidad, y lo profano y lo sagrado, que se observa en cada rincón del país.

1. La ausencia de papeleras
No hay papeleras en Japón. El gobierno las prohibió después del atentado con gas sarín en el metro de Tokio. Los terroristas ocultaron las latas de gas en las papeleras. Esto fue en 1995 y la prohibición sigue vigente hoy, treinta años después. Teniendo en cuenta que hay treinta y siete millones de habitantes en el área metropolitana de Tokio, cabría pensar que sus calles, sin papeleras, deberían estar sepultadas bajo una montaña infinita de desperdicios. Nada más lejos de la realidad. La limpieza es la norma, tanto en Tokio como en el resto de ciudades japonesas. No se ve ni una colilla de cigarro en el suelo (está prohibido fumar en la calle, salvo en los espacios destinados específicamente a ello). Este logro mayúsculo tiene su raíz en los propios rasgos de identidad de los japoneses. Tanto en el sintoísmo, el culto animista propio de los primeros habitantes del archipiélago y que perdura hasta nuestros días, como en el budismo, la limpieza personal tiene una importancia máxima. Esa importancia se enseña también en las escuelas. El resultado no deja de asombrar.

2. Retretes con botones y hasta con música
Todos los baños tienen un panel de botones en el inodoro que amplían sus funciones a spray y bidet, lo que unido al calentamiento eléctrico de la taza convierten su uso en toda una experiencia. Pueden tener secadora para evitar el uso del papel higiénico o perfumador. Algunos incluso llevan música incorporada que se activa para tapar el ruido que esté haciendo el usuario. Otros, por su parte, saludan levantando la tapa cuando llega alguien y se despiden cerrándola cuando ese alguien se marcha. Los hay también con mando a distancia. Todo este despliegue tecnológico es una muestra de la importancia que dan los japoneses a la limpieza y comodidad dentro del ámbito más privado (que empieza por descalzarse a la entrada de sus casas).

3. Sorber ruidosamente es de buena educación
Esta arraigada costumbre local no podía faltar en esta lista de cinco curiosidades sobre Japón. Es algo que choca con la habitual contención de los japoneses. El ramen, la sopa de origen chino con largos y gruesos fideos, es uno de los platos estrella de cualquier menú.

Los japoneses toman el ramen sorbiendo ruidosamente los fideos. Además de mostrar su satisfacción por el plato, sorber así ayuda a enfriar los fideos, que se sirven muy calientes. Esta manera de sorber es en realidad una técnica depurada que no resulta fácil de imitar. Por lo menos a mí no me resultó fácil. Claro que ya tenía mis propias preocupaciones con mantener agarrados los fideos con los palillos. Allí todo se come con palillos.

4. Los pachinkos y las máquinas de gancho
Una de las imágenes que más choca de Japón es la de las ruidosas salas de pachinko, con sus hileras interminables de máquinas llenas de luces y sonidos, en las que los clientes (tienen que ser mayores de dieciocho años) disparan con frenesí unas bolitas de acero a las pantallas que tienen delante, su atención absorbida por completo por el juego.
El pachinko es una mezcla entre el pinball y las máquinas de videojuegos. Los jugadores compran unas bolitas de acero que lanzan con un disparador contra la pantalla. La mayoría caen sin más, pero unas pocas alcanzan los agujeros de la pantalla que dan los premios. ¿Y en qué consisten esos premios? En más bolitas de acero. Cuando se consiguen las suficientes, se cambian por un recibo y en una tienda anexa se canjea el recibo por regalos, que van desde tabaco a bicicletas o electrodomésticos. Esos recibos también pueden cambiarse por dinero en otros locales, que, en teoría, no están vinculados al pachinko. Esto es así para sortear la ley que prohíbe en Japón los juegos de azar con ánimo de lucro.

Otra imagen característica de Japón son los locales de máquinas de gancho (allí las llaman gacha-gacha o gacha-pon, por el sonido de la palanca al girarla). Pueden ocupar edificios enteros también. Los japoneses son muy aficionados a probar fortuna con estas máquinas, que tienen los mismos ganchos alérgicos a atrapar los premios de sus parientes españolas.

Se calcula que casi un cinco por ciento de la población japonesa tiene problemas de adicción al juego, una tasa que es muy alta y que, por ejemplo, dobla a la de España.
5. Falta de contacto físico
Termino esta exposición de cinco curiosidades sobre Japón con algo que choca sobre todo a los que venimos de culturas tan de tocarse como la nuestra: los japoneses evitan el contacto físico al saludarse. Son muy ceremoniosos. Inclinan levemente la cabeza o hacen reverencias con diferente grado de inclinación según las circunstancias. En el siguiente video Megumi Sensei explica con mucha simpatía las diferentes clases de reverencias que practican los japoneses.
¿Qué cosas curiosas de Japón os llaman la atención a vosotros? Os leo en los comentarios.
Jaa ne.
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Un post superinteresante, Juan. Japón es ciertamente otro mundo, ¡Qué ganas de conocer este país algún día!
¡Un saludo!
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Gracias, Daniel. Es un contraste total, desde el idioma y la escritura a la comida. Un viaje de lo más estimulante. Saludos 🙂
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Juan, estuve en Japón en el 2017 y lo primero que decimos cuando nos preguntan del viaje es…. ¡No hay papeleras! 😁
Tú también lo has puesto lo primero y lo de los baños con los botoncitos lo segundo, no es para menos.
Añadiría como asombro supremo, las filas espontáneas que hacían para subir al metro ordenadamente y el silencio en los vagones, cada uno a lo suyo, sin molestar a nadie.
Son extremadamente educados hasta el extremo de que una chica que nos hizo de guía en Kioto nos dijo “si veis a un japonés maleducado, no es japonés”, la verdad es que casi te cohibían, porque terminamos hablando bajito para no llamar la atención.
Me gustaron los monasterios budistas y sintoístas (entrábamos a todos y seguíamos rituales de palmadas y limpiezas varias…) y la puntualidad de los trenes.
Venga, algo malo… es una sociedad demasiado rígida y esa falta de expresividad de sus emociones les lleva a Pachinkos y cosas así. Les falta algo de espontaneidad, soltarse de vez en cuando, pero es mucho, mucho, lo que podemos aprender de ellos. Una cultura fascinante. Para mi, visitar Japón fue cumplir un sueño.
Me ha encantado recordar mi viaje con el tuyo.
Un saludo 😊
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Hola, Eva. ¿Para qué se van a gastar un yen en papeleras, si está claro que así les va bien? 😆 Lo que cuentas del metro es otra de esas cosas sorprendentes de Japón. Es increíble lo bien que funciona con los millones de usuarios que lo utilizan diariamente. En la parte negativa, las barreras en el andén las ponen para evitar accidentes, pero, sobre todo, para que la gente no se suicide saltando a las vías. En Japón tienen una alta tasa de suicidios. Hay mucha presión del entorno y no todo el mundo la soporta. Más allá, estoy de acuerdo en que podemos aprender mucho de los japoneses. Este viaje a Japón también ha sido cumplir un sueño para mí. Saludos 🙂
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Hola, conocía todas las curiosidades que mencionas. Coincido en que las máquinas de gancho son un vicio, a mi hermano y a mí nos cuesta pasarlas de largo. Aunque claro, nunca conseguimos el muñeco de peluche que queremos, solo perdemos dinero T_T Pensaba que en Japón eran más habilidosos y lograban ganar.
¿No fuiste al karaoke? Ahí dan rienda suelta a sus emociones y se la pasan genial, incluso puedes comer y beber mientras cantas.
Saludos 🙂
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Hola, Coremi. Esas máquinas de gancho son tan tentadoras como frustrantes. No estuvimos en un karaoke, imagino que serán un poco diferentes a los de aquí. Comimos sushi en un bar rockero. Algunos clientes bebían y leían un libro. Allí la gente lee mucho. Leen de izquierda a derecha y de arriba abajo. Los títulos estaban en japonés, así que me quedé con las ganas de saber qué leían XD Saludos 🙂
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Me alegra que sean tan lectores en un país tan tecnológico, ahh las ganas de saber lo que leen otros, en este caso sí que el idioma es una barrera.
Saludos 🙂
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Aquí en Londres tampoco encuentras papeleras por la misma razón. (El IRA ponía bombas en las bins). Poco a poco las fueron reintroduciendo, por ejemplo, ponían sacos transparentes en un aro para que se pueda ver el contenido. Pero a diferencia de Japón, si no fuera por la limpieza pagada por impuestos, esta ciudad sería un desastre. Hay suciedad en todas partes.
Ahora los que se está haciendo es quitar las papeleras porque se llenan tan rápido que se desborda la basura. El alcalde está tratando de que la gente se lleve la basura a su casa! Suerte con ello.
Qué bonito viaje!
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Hola, Paula. Los japoneses debieron copiar lo de las papeleras de los ingleses y ahora son los ingleses los que quieren copiar lo de llevar la basura a casa.
Ha sido un viaje fantástico, digno de figurar en el catálogo de Samanta Mars. Saludos 🙂
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Qué interesante, Juan. De momento solo me he acercado a Japón a través del cine y los libros. Qué ganas de ir…
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Hola, Cinelibrista. Vi «Días perfectos» antes de ir. Me encantó. Vaya ciudad Tokio. Wenders la filma con pulso maestro. Gracias por la excelente recomendación. Saludos 🙂
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Me alegro de que te gustara. Y de que pudieras verla antes de ir, que seguro que el viaje enriquece la película (y viceversa).
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Sí. Además la película viene con instrucciones de cómo actuar en un onsen 😆
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Hola Juan, llego un poco tarde a este post lo bueno es que vas a poder leer el comentario sin jet lag XD
Lo de la ausencia de papeleras es algo que siempre llama la atención de los turistas, aunque sos la primer persona que conozco que se tomo la molestia de averiguar porque es así, gracias por la información.
He visto pachinkos y juro que nunca entenderé porque son populares, para mí es una maquina que hace ruido y nada más.
La falta de contacto físico seguro que les fue útil durante la pandemia, no conocía ese canal sobre japón, lo checare. ¡Saludos!
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Hola, Noctua. Lo de las papeleras en Japón es asombroso, no parece que las echen en falta para nada. Estuvimos en un pachinko y el ruido era infernal. Sorprendía ver a la gente con los trajes disparando las bolitas. En la pandemia también debió ayudar lo respetuosos que son. En cuanto tienen un mínimo resfriado se ponen mascarilla y hasta guantes para no contagiar a los demás. ¡Feliz año, Noctua!
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