«Cuando nosotros mismos engañamos a una persona, podemos entenderlo muy bien, pues cada uno de nuestros actos desnudos va adornado de un séquito de explicaciones. Pero que alguien pueda engañarnos es inconcebible. Tan inconcebible como que algún día vayamos a morir. Solo podemos concebir que otros mueran y se quemen».
Niño quemado
Stig Dagerman