Walter Benjamin hablaba del aura de una obra artística (su aquí y ahora irremplazable, “la manifestación irrepetible de una lejanía”), que se perdía inevitablemente con su reproducción mecánica (La obra de arte en la época de su reproducción mecánica, 1936). Este aura está ligado a su valor ritual, al origen mágico y religioso del arte. Sigue leyendo