
Ronald A. Knox, un erudito cura católico, formaba parte del Detection Club, fundado en 1928 por Anthony Berkeley. Gilbert K. Chesterton sería el primer presidente del Detection Club, que contaría entre sus miembros con Agatha Christie, Dorothy L. Sayers y varias de las mejores plumas detectivescas de la época. El juramento del club deja claro el espíritu de juego sujeto a unas reglas que animaba a estos creadores de misterios, cuyas novelas solían presentar la estructura de un whudunit («¿Quién lo ha hecho?»):
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