«El cantante que desafinaba» (2025), de Juan Gómez-Pintado: una novela negra entre el sushi y las bravas

Portada de "El cantante que desafinaba"

Segunda entrega de la serie policíaca Inspectora Lidia Cruz

Damas y caballeros, tengo el gusto de presentaros El cantante que desafinaba, mi nueva novela protagonizada por la inspectora Lidia Cruz. Vuelve la diversión en una novela negra entre el sushi y las bravas que espero que os atrape desde las primeras líneas.

Si en El asesino con mala ortografía la trama gira en torno a Héctor Salmón, un escritor sin escrúpulos, y al ambiente editorial lleno de «seres de luz» en el que se mueve, ahora le toca el turno a Tom Wilson, un cantante dispuesto a todo por triunfar en un ambiente musical que también está poblado por «seres de luz» (me extraña que hubiera un apagón mientras la escribía).

Por supuesto, este es el terreno perfecto para poner a prueba una vez más la agudeza detectivesca de Lidia Cruz. En esta ocasión cuenta, además de con su compañero Lucas Sandoval, con la colaboración especial del detective Ken Kawamura, de la Policía Metropolitana de Tokio. Es en la capital nipona donde comienza esta historia, una tarde de principios de septiembre en la que un músico está esperando en su casa a una bella desconocida cuando suena el timbre de la calle…

Podéis leer el comienzo de El cantante que desafinaba en el enlace de abajo. La novela está disponible en formato electrónico en Amazon (gratis si tenéis Kindle Unlimited), y también en tapa blanda y en tapa dura para los más clásicos.

Espero que paséis un rato estupendo en compañía de Lidia y del resto de la tropa. Ya me contaréis 😉

NOTA: La portada es de Marta Gómez-Pintado. Todo un puntazo.

Feliz verano 🙂

Sinopsis de El cantante que desafinaba:

¿Y si el precio por conseguir tu sueño lo convierte en una pesadilla?

Tom Wilson es un cantante con una afinación vocal tan limitada como ilimitada es su ambición. Para ganarse el favor de un importante representante de la industria musical que tiene la pasión del coleccionismo, Wilson viaja a Tokio y le roba una pieza a otro coleccionista que resulta ser un oyabun de la yakuza. Tocarle las narices a un jefe de la yakuza no parece la mejor manera de garantizarse una vida larga y exitosa. Sin embargo, Tom Wilson ya se siente a las puertas de la fama inmortal. Ignora que la exótica fotógrafa encargada de sus fotos promocionales ha sido enviada por la yakuza para asesinarle.

La inspectora Lidia Cruz debe investigar un crimen sangriento que tiñe de rojo el cielo otoñal de Madrid. Un naipe con el dibujo de una copa de sake conecta este crimen con un asesinato en Tokio unas semanas antes. Un apuesto detective vuela desde la capital nipona a Madrid para ayudar con la investigación.

El cantante que desafinaba es una novela negra llena de suspense y giros sorprendentes, con sus buenos toques de humor, que no da tregua hasta su impactante final. ¿Te apuntas a esta emocionante aventura?

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Karma is a cat: Reseña de “El asesino con mala ortografía” en Saltos en el Viento

—Me leí su primera novela. Me pareció una castaña.
—Hablan maravillas de la última.
—Habrá aprendido a escribir.

Al leer este comienzo de la reseña de Coremi en su blog Saltos en el Viento pensaba que hablaba de mí. Podéis imaginar mi sofoco. Por suerte, todo se aclara rápidamente: ese texto tan cáustico es una cita de El asesino con mala ortografía y el escritor aludido es Héctor Salmón, uno de sus protagonistas. Ese salto de calidad en su obra que mencionan en la cita es uno de los misterios que debe enfrentar el lector en la novela.

Coremi, en su reseña de El asesino con mala ortografía, deja bien clara la opinión que le merece Héctor Salmón:

«Lo único bueno que tengo para decir de este sujeto es que lee a Alejandra Pizarnik».

Os adelanto que Lidia Cruz, la detective protagonista, y su compañero Lucas, le han caído mejor a Coremi.

Concluyo esta invitación a leer su reseña en Saltos en el Viento con su frase final, que resulta particularmente redonda:

«Y como si de un uróboros se tratase, todo empieza y termina con un gato, porque como dice la canción de Taylor Swift: “Karma is a cat”».

Gracias por la reseña, Coremi 🙂

No me resisto a tomar prestada esta foto de Peter Lorre del blog de Coremi. Hay varias alusiones a este genial actor en El asesino con mala ortografía.

El asesino con mala ortografía
(Juan Gómez-Pintado)

La novela inicia con un robo y se sabe que las cosas pintan mal cuando se describe una escena en la que hay un gato muerto en un bolso (la sociedad felina desaprueba y repudia estos crímenes terroristas).

Podéis leer la reseña de Saltos en el Viento en el siguiente enlace:

El asesino con mala ortografía
(Juan Gómez-Pintado)

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Lidia Cruz, la inspectora de la generación X

«Tampoco buscaba medallas, solo quería poner su parte para que el mundo fuese un lugar mejor».

El asesino con mala ortografía
Juan Gómez-Pintado

Retrato de la inspectora Lidia Cruz según la IA de WordPress
La inspectora Lidia Cruz, según la IA de WordPress

Lidia Cruz es la inspectora de policía protagonista de El asesino con mala ortografía. Tiene cincuenta años, lo que la sitúa dentro de la llamada generación X. Lidia creció en un mundo muy diferente al actual. En ese mundo había pesetas, se fumaba en los bares, nadie circulaba con el cinturón de seguridad en la ciudad, había cabinas de teléfono en vez de móviles, el walkman y el CD eran el último grito en la música, internet solo lo conocían cuatro enterados y los televisores eran tan voluminosos que ocupaban medio salón. En otro orden de cosas, la lucha de las mujeres por la igualdad estaba liberando a toda una generación del yugo bajo el que habían estado sus madres, convivía el miedo a un desastre atómico con la nueva obsesión por el apocalipsis climático y la gente se insultaba y se ofendía tanto como ahora, pero no había redes sociales que lo amplificaran.

«―A unos les gusta pasarse el día encerrados en una oficina, nosotros somos gente de acción. Para ti y para mí, pasar una hora en la oficina es peor que estar en la cárcel».

Lidia Cruz tiene a un milenial de compañero: Lucas Sandoval. Aunque se llevan bien, la diferencia generacional entre ellos provoca ciertos roces, que, en todo caso, se explican más desde la personalidad de cada uno, en la que intervienen otros factores de mayor peso. Lidia tuvo una depresión y estuvo a punto de abandonar el cuerpo de Policía. Está casada y tiene una hija de diecisiete años. Lidia compensa el vacío que siente en su matrimonio con su plena dedicación al trabajo. Por su parte, Lucas es un atractivo soltero al que le gusta pasárselo bien y con una visión muy abierta de las relaciones amorosas. Mientras Lidia, con su instinto infalible, no se conforma con las apariencias y busca siempre la verdad que se esconde detrás, Lucas, más lógico, no tiene problema en dar por concluida una investigación si las pruebas son sólidas y apuntan claramente en una dirección.

Lidia Cruz es una manitas también. Es la única detective que te repara la persiana y te resuelve un caso por el mismo precio. ¿Queréis conocer a esta joya? Podéis pinchar en el enlace y leer las primeras páginas de El asesino con mala ortografía. La novela está disponible en Amazon (gratis con Kindle Unlimited) en formato electrónico, tapa blanda y, ahora también, en tapa dura (el formato premium, ideal para regalo).

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