«Teoría King Kong» (2006), de Virginie Despentes

Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena chica. Y empiezo por aquí para que las cosas queden claras: no me disculpo de nada, ni vengo a quejarme. No cambiaría mi lugar por ningún otro, porque ser Virginie Despentes me parece un asunto más interesante que ningún otro.

Teoría King Kong
Virginie Despentes

Virginie Despentes tiene claro el papel secundario que se espera de ella como mujer en este sistema burgués y capitalista. Arremete contra ello con un estilo directo y afilado, antídoto contra la corrección política que silencia las verdades que no les gusta escuchar a quienes pretenden imponer su visión del mundo como la única aceptable.

Habla de violación y de prostitución, y no lo hace desde una distancia teórica sino desde su propia experiencia, que arma desde la reflexión para liberarse de las culpas y estigmas que una sociedad podrida hasta la médula arroja sobre sus chivos expiatorios para exorcizar sus propias vergüenzas.

«Lo que explota cuando estallan las censuras impuestas por los dirigentes es un orden moral fundado sobre la explotación de todos».

Virginie Despentes ataca la hipocresía en la que se sustenta este orden que hace de la desigualdad su ley. Transgresora y provocadora, este ensayo autobiográfico testimonia, con la voz bien en alto, el drama individual de una mayoría silenciada habitualmente. No ofrece soluciones mágicas a la situación que denuncia, es demasiado sincera para esconder su pesimismo sobre la posibilidad de cambio en nuestra sociedad, a pesar de los avances de la lucha feminista. Esa sinceridad es la que da su fuerza única a este texto tan irreverente como impactante.

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