Borges, su madre y «La intrusa»

Me duele una mujer en todo el cuerpo.

El amenazado
El oro de los tigres (1972)
Jorge Luis Borges

Borges publicó su cuento La intrusa en 1966, en la segunda edición de El Aleph.

Cuatro años después, en 1970, La intrusa abre El informe de Brodie, encontrando su lugar definitivo en la obra del autor.

¿Qué tiene de especial este crudo relato de apenas cuatro páginas que lo llevó a ocupar un lugar de privilegio tiempo después de publicado?

Borges entrevistado por Soler Serrano
Borges durante su entrevista en «A fondo» (1976)

Borges contó varias veces que su madre, con la que tuvo una relación de máxima complicidad toda su vida, le había dado la frase clave del cuento. Transcribo un fragmento de su entrevista televisiva con Soler Serrano en A fondo (1976):

Soler Serrano: ¿Opinaba ella sobre su obra? ¿Le daba sus puntos de vista?

Borges: Sí. Yo estaba escribiendo un cuento que le desagradaba mucho, que se titula La intrusa. Se trata de dos hermanos y una mujer a la que quieren los dos. Uno de los hermanos mata a la mujer para que no se interponga entre ellos. Llegué al momento en que el mayor tiene que decir al menor que ha matado a la mujer. Entonces, yo no sabía como él podía decir eso, y toda la suerte del cuento dependía de las palabras. Entonces mi madre me dice: «Dejame pensar». Hablaba así en criollo: «Dejame pensar». Y luego me dijo, con la voz distinta: «Ya sé lo que le dijo». Como si hubiera ocurrido eso. Como si todo aquello no fuera un sueño mío, esa historia. Bueno. «Escribilo», le dije yo. Ella lo escribió y lo leyó: «A trabajar, hermano, esta mañana la maté». […] Todo eso lo intuyó mi madre, yo no hubiera dado con un final tan feliz.

Esta relación excelente entre madre e hijo contrasta con la larga lista de fracasos amorosos de Borges.

Poco después de publicar por primera vez La intrusa Borges se casó con Elsa Astete, a la que ya había pretendido de joven sin éxito. Él tenía 68 años y ella 57 cuando se casaron, en septiembre de 1967, algunos dicen que por influencia de la madre, que ya muy mayor, buscaba quien pudiese seguir cuidando de su hijo cuando ella faltase. Lo cierto es que Borges amaba desde siempre a esta mujer y que una vez se enteró de que enviudó fue en su busca.

Lejos del intrépido amante que asalta el dormitorio de su amada desde el balcón, Borges inició un noviazgo formal con su amada que terminó ante el altar. Ya la noche de bodas, que Borges pasó en la casa de su madre en lugar de con su esposa en el domicilio conyugal, preludió el absoluto fracaso de este matrimonio.

Tras tres años de continuos desencuentros entre marido y mujer, Borges acabó huyendo de la casa de su mujer. Esta huida se produce el mismo año en el que La intrusa abandona su primer destino como cuento añadido a El Aleph para protagonizar el comienzo de El informe de Brodie.

Escribe Borges en el final de La intrusa:

«Se abrazaron, casi llorando. Ahora los ataba otro vínculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla».

Cuentan que meses después de su divorcio, paseando con su sobrino, Borges se cruzó con su exmujer.

«—Es Elsa, tío.
—¿Y quién es Elsa?».

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10 comentarios en “Borges, su madre y «La intrusa»

  1. ¡Hola! Que dato tan interesante, no me imaginaba a este autor teniendo una buena relación con su madre por alguna razón siempre lo imagine una persona fría.
    Borges esta entre mis autores pendientes quizás empiece con este relato, ya conozco el final pero si esta bien escrito es lo de menos. ¡Saludos!

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    • Yo diría que esa relación mas que buena fue muy enferma. Un hombre de más de 60 años no debe pasar la noche de bodas en casa de su madre…Está en los libros..Y el final del cuento también está enfermo de machiimo y misoginia. Ni una palabra , solo los caranchos, para “la intrusa” que se interpuso entre los dos machos que ni siquiera eran tales.

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      • Leo libros que me enseñan a pensar, los que me dicen lo que tengo que hacer, si por un error caen en mis manos, van directos a la papelera. Un hombre con sesenta años puede pasar la noche de bodas con quien quiera. Etiquetar como enfermas conductas que no consideramos normales habla de la incapacidad propia para tolerar la diferencia en los demás antes que de cualquier realidad que pueda atañer a la conducta criticada. Borges da un ejemplo excelente en este relato de su comprensión de una realidad ajena. Si hubiese pensado en sus personajes como enfermos, no hubiese sido Borges sino un moralista de tres al cuarto.

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  2. Me ha encantado leer esta historia sobre Borges, su relación con su madre, con más mujeres en general. La anécdota que mencionas es entre perturbadora y tierna… y muy reveladora. Gracias por compartir. Gracias por escribir. Y con estas palabras, me adhiero a tu blog para no depender del patio de vecinos de Facebook para encontrarte. Un abrazo fuerte, J

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