De nuevo son los contrarios —el fuego y el frío, la nada y la materia, la vida y la muerte— los que consiguen el equilibrio del mundo.

Eva Manzano
Los mitos nórdicos

El universo contenido en un árbol sagrado (Yggdrasil), la vida que surge del encuentro entre el frío y el calor, nueve mundos que dan cobijo a dioses, humanos, etones (gigantes), tuergos (enanos), elfos, troles… Una fauna que incluye caballos de ocho patas, gatos voladores, dragones. Los espíritus de las tres nornas que tejen el destino de los hombres. Magas, adivinas, brujas. Runas, objetos mágicos, dioses cambiaformas… En este mundo de la mitología nórdica cualquier prodigio es posible: una vaca se pone a lamer la escarcha de una piedra y acaba surgiendo por generación espontánea el primer hombre. Te puedes convertir en dragón por tu excesiva codicia o perder tu inmortalidad de dios porque te roban unas manzanas. Hay que disfrutar mientras se puede porque al final llegará Ragnarök, el temido día en el que tendrá lugar la «Batalla del Fin del Mundo, en la que los dioses liderados por Odín se enfrentarán a Surt y los gigantes de fuego. Una batalla apocalíptica que significará la destrucción del mundo». Una vez se cumpla «el destino de los dioses», un nuevo mundo surgirá en el que reinará por fin la armonía…

La imagen que el espejo del mito le devuelve al hombre ofrece inevitables parecidos en los lugares más lejanos. En un tiempo marcado por los ciclos naturales del día y de la noche y de las estaciones del año, todo final es un nuevo comienzo y lo que ha de suceder ya está escrito. El dios Odín ha de beber del agua del conocimiento; su hijo Thor recuperará a Miölnir, su temible martillo; la diosa Freya poseerá el collar Brísing; el dios Loki pondrá en jaque a todos una y otra vez… En este mundo mágico en el que el arco iris es el puente entre Asgard, el reino de los dioses, y Midgard, el mundo de los hombres, priman los instintos y la acción, y no hay más moral que cumplir con el propio destino.

Eva Manzano se acerca con una fascinación contagiosa a Yggdrasil y sus habitantes. Concebida como una obra introductoria para los más jóvenes, la autora apela al niño que todos llevamos dentro para vivir en primera persona este extraordinario viaje por los mitos nórdicos. Las páginas de su libro nos sirven de carta de navegación para guiarnos por unos lugares y conocer a unos personajes cuyos nombres son muchas veces casi impronunciables y aún más difíciles de recordar. Ayudan mucho en esta tarea, solo apta para los amantes de la aventura y la magia, las excelentes ilustraciones de Eugenia Ábalos, que acaban convirtiendo este libro en un objeto mágico para consultar y disfrutar por igual.